Japón la pasa tan mal que está desapareciendo uno de los mayores símbolos culturales del país: el izakaya

Izakaya
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Luis Ángel Márquez Flores

Editor Jr
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Luis Ángel Márquez Flores

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Tal vez los hayas visto en animes, películas o series de televisión. Son los izakaya, bares típicos de Japón con un ambiente acogedor, frecuentados por grupos de trabajadores para socializar al salir de la oficina. Se trata de uno de los símbolos más representativos de la cultura popular del país. Por desgracia, en la actualidad estos establecimientos no pasan por su mejor momento.

En los últimos años, varios izakaya han quebrado. Los motivos detrás de esto no solo son económicos, sino también culturales y sociales. En 2020, durante la pandemia, 189 locales se declararon en bancarrota, en 2023 cerraron 204 bares, y tan solo en el periodo de enero a noviembre de 2024, otros 203 establecimientos se fueron a la quiebra.

Una economía que no perdona

Japón está enfrentando varios desafíos económicos que afectan a los izakayas. Por un lado está la inflación que encarece los ingredientes importados que forman parte del menú tradicional, como pescados, carnes y bebidas. A esto se suma el debilitamiento del yen, que encarece aún más las importaciones y afecta a otro pilar de la gastronomía japonesa: el ramen.

También los costos energéticos han aumentado. Esto es, en su mayoría, consecuencia de conflictos internacionales como la guerra en Ucrania, que también aumentan los costos de los suministros. Esto hace que cada vez sea más difícil mantener un establecimiento abierto sin aumentar los costos de los productos que se venden.

No obstante, hasta ahora este solo parece ser un problema que afecta solo a los pequeños y medianos comercios. Las grandes cadenas de izakaya, que tienen una oferta más variada y fortaleza económica pueden sortear los obstáculos de la economía japonesa y han logrado mantenerse a flote en una tormenta que hunde a sus competidores más modestos.

Izakaya_bar

El cambio generacional

A todo esto hay que añadir el factor social: cada vez más personas abandonan las zonas rurales para buscar trabajo en las grandes ciudades. Así, los pequeños poblados se quedan a merced del envejecimiento de sus habitantes. También hay que tomar el cuenta que el país ha adoptado cada vez más el trabajo híbrido y el home office, por lo que reunirse con los compañeros de trabajo al salir de la oficina cada vez es menos frecuente.

Por si fuera poco, las nuevas generaciones tampoco están interesadas en ir a beber a un izakaya. A diferencia de sus padres y abuelos, los jóvenes buscan espacios como restaurantes o cafés. Incluso en productos como series de anime es más frecuente ver este tipo de establecimientos que los tradicionales izakaya, lo cual es un ejemplo de su declive.

Como explica el crítico gastronómico Robbie Swiennerton a The Guardian, "el izakaya es un vestigio de épocas anteriores, cuando la generación de posguerra de los baby boomers dominaba". Hoy en día hay pocos jóvenes en Japón y estos ya no beben tanto como sus mayores ni quieren hacerlos en los mismos lugares que ellos.

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