La gente ya no va al cine. ¿Aseveración o suposición? De acuerdo con un estudio realizado por el Observatorio Europeo del Audiovisual, en 2024 se vivió un descenso del 8.8% en la venta de entradas a nivel mundial, comparado con el 2023. ¿Hay una razón puntual detrás de esto? La competencia del streaming, el costo de los boletos, la sobresaturación de contenido. Sea cual sea, a la taquilla se le ha dificultado romper los mismos récords de asistencia de apenas hace cinco años.
Los cines post-covid. Sí, es una realidad que la pandemia del coronavirus llegó para determinar cómo el público consume este medio de entretenimiento. Tuvieron que pasar meses tras la imposición del confinamiento para que las salas reabrieran sus puertas, y al día de hoy la industria hollywoodense aún lucha por recuperarse. Aunque las superproducciones no se detuvieron, se tienen más cautelas para no caer en pérdidas millonarias. Pero parece haber una solución.
Tanteo walrasiano. Originado a finales del siglo XVIII, este modelo económico sugiere la misma premisa que algunos servicios como el transporte, la comida o el turismo: tarifas dinámicas. En declaraciones para Deadline, el director de Sony Motion Pictures, Tom Rothman, explicó que los precios dinámicos de los boletos pueden ser la solución ante los bajos números de asistencia. Para ejemplificar, comparó el costo de ver una película un viernes por la noche a un martes a mitad de precio.
"Hay una propuesta de valor en la fijación de precios para dos grupos que son importantes para nosotros. Los jóvenes están tratando de pagar el alquiler y no tienen muchos ingresos disponibles. Y el segundo segmento muy sensible al precio es el público familiar. Es demasiado caro llevar a toda la familia al cine en este momento, incluso si los niños entran a mitad de precio o lo que sea".
Tom Rothman.
Películas evento. ¿Será que el furor por disfrutar de la pantalla grande se ha agotado? Como explica un reporte de Common Sense, la taquilla no ha vuelto alcanzar aquellos picos donde la gente hacía filas enormes para entrar a las salas. Desde Avengers: Endgame, este tipo de euforia por las "películas evento" ha tenido muy pocos destellos. Para ejemplo podemos mencionar la llegada de Spider-Man: No Way Home y el popular estreno simultáneo conocido como Barbenheimer.

¿Qué quiere la gente? Antes de asumir que precios bajos y las superproducciones son los pilares que rescatarán las salas, nos debemos cuestionar: ¿qué es lo que la gente quiere ver en un cine? ¿En qué está dispuesto el público a dedicar su tiempo y dinero? Si bien no tenemos una respuesta concisa, podemos remontarnos a los comentarios en Facebook de Xataka Latam donde vemos que la "inclusión forzada", la tendencia "woke" y refritos mal adaptados pueden ser un factor de hastío.
La competencia del streaming. Ahora bien, no podemos negar que existe una sobresaturación de contenido donde cada semana se estrena una nueva película, pero ¿para qué ir si puedo esperar a verla en casa? Actualmente, muchas personas pagan diversas plataformas como Netflix, Amazon Prime Video, Max o Disney+. Al ser un gasto considerable, claro que la gente prefiere ver lo que ya tiene a su disposición o, en el mejor de los casos, esperar tres meses a que se estrene en dichos servicios.

De precios y diretes. Con todo y esto, uno de los grandes factores es el que mencionamos en un principio: el costo de los boletos. Según datos de World of Statistics, en más de 40 países una entrada vale alrededor de 9.35 dólares (172 pesos aproximadamente). En el caso de México, cuesta casi un 50% menos que el promedio mundial ya que, según indican, se pagan cerca de 87 pesos. Pero es aquí donde entra un tema que casi no se considera: el contexto socioeconómico.
México vs los cines. En México el salario mínimo ronda en los 278 pesos diarios y una entrada puede llegar a costar cerca de 100 o más, ahí entra la encrucijada: o ceno o voy al cine. Esto de manera individual, pero muchas veces los cines se llenan de familias de cuatro integrantes en promedio por lo que este tipo de recreación, que también es un derecho, resulta en un lujo. Esto sin considerar el gasto en dulcería que, aceptémoslo, es lo más caro de la "experiencia" del cine.

¿"O todos coludos o todos rabones"? No hay que negar que cadenas como Cinépolis y Cinemex suelen tener promociones en las que se reduce el precio de cada boleto hasta los 30 pesos. Una oportunidad viable para asistir. No obstante, no es lo mismo que se quiera realizar un equilibro mundial cuando el precio de un boleto de cine en países como Suiza o Dinamarca es proporcional a su salario, pero en México cuesta casi la mitad de un pago diario.
No negaremos que asistir al cine y ver en todo su esplendor una obra cinematográfica resulta gratificante. Ya sea en una cita, convivir con la familia, divertirse con amigos o asistir solo y dejarse llevar. Risas, miedo, adrenalina, estos recintos son un lugar de convergencia emocional y artística, pero no olvidemos que también es un negocio. Si ello hace que disfrutarlo sea un precio impagable, es claro que los números de taquilla vayan en declive.
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